He regresado al whisky mientras algunas tormentas de recuerdos me visitan en la madrugada. Tengo el número de un teléfono que no volveré a marcar. y hay …
Soledad miró el edificio que se levantaba enfrente de ella; apenas lo estaban construyendo.
Veintidós pisos de concreto gris, terroso y lúgubre. Grandes cintas anaranjadas impedían que los cuerpos de los trabajadores cayeran uno a uno, el aire cruzaba libre de un lado a otro.
Meses más tarde el edificio habría de ser terminado.
He regresado al whisky mientras algunas tormentas de recuerdos me visitan en la madrugada. Tengo el número de un teléfono que no volveré a marcar. y hay …
No hay mujer bonita decente, no la hay, ni tampoco mujer desaliñada decente, no la hay; sencillamente no hay mujer decente; es cuestión de enfocar bien, encontrar …
Isabel me siguió hasta el fin del mundo, justo donde termina la tierra y empieza el mar. Llegó vestida de manera sencilla, con la voz cargada de …