Aventó una piedra al río, la piedra saltó tres veces antes de hundirse y formar parte del suelo del arroyo, Penélope pidió tres deseos. El primero: Ir a …
Movió una roca, luego otra, una más después.
Sebastian se recargó en la lápida, descansando del dolor que le provocó dormir.
Sentado, se mantuvo respirando el aire de los muertos, luego el polvo, después el olor a hierva mojada, a pasto recién cortado, a viento salido entre árboles y piñones.
Vio sus manos llenas de grietas, en cada grieta había un campo de espigas doradas en las que se adivinaban pisadas marcadas por los hombres del cultivo, dueños de manos recias, endurecidas por el uso de la hoz, y en las manos de esos hombres había otras grietas, con campos de espigas doradas.
Aventó una piedra al río, la piedra saltó tres veces antes de hundirse y formar parte del suelo del arroyo, Penélope pidió tres deseos. El primero: Ir a …
No hay mujer bonita decente, no la hay, ni tampoco mujer desaliñada decente, no la hay; sencillamente no hay mujer decente; es cuestión de enfocar bien, encontrar …
La noche estaba empezando, como las anteriores, había más calor que compañía; de este lado aún tenía whisky. A veces la noche sólo es eterna para mi. Entonces …